Abogado, fue Vice Ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca (Sub Secretario), Presidente de la Comisión Técnico Mixta del Frente Marítimo; y Delegado del país ante el Fondo Financiero de la Cuenca del Plata funcionario asesor del E
Me han solicitado que escriba unas líneas acerca de mi persona, cosa que es muy difícil porque el peligro es que hablar de uno mismo puede ser aburrido. El truco para escribir un ensayo personal sobre ti mismo con éxito es ofrecer algo para el lector.
Por ello es que en ocasión de la fecha conmemorativa de Galicia y su Santo Patrono Santiago, nada más apropiado que referirnos a los orígenes de nuestra condición de uruguayos bisnieto de inmigrante para reconocernos en la raíz de lo que realmente somos.
Decía Bertolt Bretch –“que siempre me pareció falso el nombre que nos han dado: emigrantes. Pero emigración significa éxodo. Y nosotros no hemos salido voluntariamente eligiendo otro país. No inmigramos a otro país para en él establecernos, mejor si es para siempre. Inquietos estamos, si podemos junto a las fronteras, esperando el día de la vuelta, a cada recién llegado, febriles, preguntando, no olvidando nada, a nada renunciando-”..en lo que parecería una visión nostálgica del pasado.
Prefiero citar un poema de Rafael Amor que dice - “No me llames extranjero, ni pienses de dónde vengo, Mejor saber dónde vamos, adonde nos lleva el tiempo,
No me llames extranjero, porque tu pan y tu fuego, Calman mi hambre y frío, y me cobije tu techo,
No me llames extranjero tu trigo es como mi trigo, Tu mano como la mía, tu fuego como mi fuego,
Y el hambre no avisa nunca, vive cambiando de dueño, Y me llamas extranjero porque me trajo un camino, Porque nací en otro pueblo, porque conozco otros mares,
Y zarpé un día de otro puerto, si siempre quedan iguales en el Adiós los pañuelos, y las pupilas borrosas de los que dejamos..”
Estas citas traen a mi recuerdo la historia larga de los ancestros españoles que formaron los troncos fecundos a partir de las semillas trasplantadas a esta tierra generosa. Ramas que cobijan frutos nacidos de aquellos procesos históricos que nos transportaron siguiendo corrientes marinas anónimas, y que hoy florecen en retoños que cada primavera anuncia-
Al igual que lo hicieron oleadas de gallegos a lo largo del siglo XX, quisieron esos avatares del tiempo que mi bisabuelo catalán recalara en el Montevideo de mediados del Siglo XIX. Y fue en ese tiempo cuando ya nacida la Patria oriental, que decenas de catalanes se integraron en una gran red de expansión desde el Mediterráneo a los nacientes Estados americanos, en nuestro caso al Río de la Plata.
Cuál fue el factor aglutinante de este proceso que Yañez denominó “saltar con red”?, la expansión del comercio entre la metrópolis y las colonias. Nuestros antepasados asentados en las costas de Catalunya, fueron mutando de las labores agrícolas de las zonas altas, hacia aquellas vinculadas al mar: la pesca, la construcción artesanal de embarcaciones, la navegación. Ello dio lugar al crecimiento de los oficios vinculados a la labor del mar, pescadores, artesanos de la madera, transportistas navieros, armadores de buques…y la expansión de la costa hacia otros lugares de la Península, para más adelante cruzar los mares.
Junto con la expansión naviera y el comercio intercontinental, se produce el fenómeno de la migración. Las colonias eran parte del Imperio, y sus pobladores hispanos. Al influjo de la aventura y el afán de encontrar nuevas formas de realizarse salieron muy jóvenes, y con esfuerzo personal y apoyo familiar lograron establecer “Pulperías” o antiguos almacenes de mostrador y barricas para abastecer a los pobladores de “todo lo necesario”. Fue la primer labor tradicional del catalán que comenzaba y del familiar que llegaba.
La demanda de las colonias por bienes terminados, confecciones, alimentos conservados, materias primas para construcción, bienes suntuarios etc., permitieron a los incipientes comerciantes aprovechar las oportunidades que se presentaban en una población que crecía. Con el paso del tiempo, luego de afianzarse, formarían medianos capitales fruto del ahorro que la frugalidad y una economía autosustentable que vivían, lograban algunos expandir sus negocios, y así conformarían las nacientes burguesías de los nuevos estados independientes. Muchos habían llegado en la época colonial y ya eran parte de la fuerza constructora que iba conformando el Montevideo político y económico. Algunos formaron parte del proceso independentista americano; otros continuaron principalmente en el Pacífico, y en las islas de las Antillas, hasta que las arteras luchas políticas de los imperios terminaron derrotando a la Corona Española en América.
A qué viene esta introducción?, pues a cuenta de presentarnos como descendientes de hijos de los puertos y de los muelles, al igual que lo fueron otros grupos regionales: canarios, vascos, andaluces, asturianos y gallegos entre otros. No venían de Madrid cuyo poderío como capital política y burocrática se mantuvo. Por el contrario provenían de las zonas más pobladas de campesinos y artesanos, pero las más pobres en cuanto a las necesidades de la gente común. Campesinos sin tierras propias cuyo tesoro más noble era el de los valores, los afectos, el trabajo y el sacrificio.
Entrado el Siglo XIX, América era el Continente de las oportunidades y habría sus brazos a la inmigración. Como se dijo el comercio y las redes familiares hacían de aglutinadores para la llegada de nuevos inmigrantes
Nuestro bisabuelo, Don Pedro Ferrés y Carrau, originario de la Villa de Vilasar de Mar, Provincia de Mataró, un pueblito de pescadores y artesanos que aún hoy continúa siendo un balcón frente a. “Maresme”, convertido en uno de los trantos balnearios a pocos kilómetros de Barcelona, donde disfrutar de su costa y maravilloso mar contemplando las alturas que lo circundan de verdes campos. Era un reciente Municipio, cuyos primitivos habitantes no pasarían de 30 familias, la mayoría emparentadas con alto grado de endogamia. La vecindad era el vínculo social más acaudalado.>
Llegó Don Pedro por primera vez con 13 años de edad allá por 1845, en un bergantín que hacía la carrera de las Américas –“La Amable Rosa”- comandado por su tío Jeroni. En Montevideo, radicados con establecimiento de Pulpería se encontraban sus primos Joan y Pere Carrau y Ferrés emigrantes una década anterior.
Asentados desde 1841 con negocio de “Pulpería” en las afueras de la Ciudadela, en la zona cercana al Ejido sobre el denominado Camino Real (hoy Av.18 de Julio.) a la altura de la antigua Plaza de las Carretas (hoy Plaza Cagancha), al que habían bautizado con el nombre “Del Navío” que sería luego “As de Espada”. Ese pequeño comercio se creó vendiendo jabón a las lavanderas morenas que bajaban hasta la costa cercana a la Aguada, y alimentos y enseres domésticos a las familias de los carreteros que desde camino de tierra adentro llegaban cargados en sus grandes carretas y yuntas de bueyes, con los frutos de sus labores: cueros, sebo, grasa, tasajo, y demás. Allí acampaban hasta terminar sus ventas. Los hermanos Carrau y Ferrés comenzaron desde el mostrador a vender los surtidos de almacén básicos como yerba mate, tabaco, aceite, vino y otros enseres como encajes y telas de ultramar que adquirían en el muelle. Y los comerciantes de la campaña a abrir cuentas, dejar bienes en consignación etc., y así nació el intercambio que consolidaría la empresa.
Allí junto a sus primos mayores se inició Don Pedro en el oficio de pulpero y almacén de ramos generales. Al año, regresa para España la nave que lo había dejado en puerto y el muchacho decide regresar a su tierra que extrañaba. Va de suyo que entonces no pagaba pasaje alguno, y la manutención se saldaba con los trabajos a bordo como “grumete” o “aprendiz”. En 1851 vuelve a Montevideo para trabajar y…-aunque entonces no lo supiera a los 18 años-…se radicaría para siempre en esta bendita “ tierra orientala”.
Relatamos esta breve historia porque creemos que distingue nuestro perfil personal.
Pronto casaría Don Pedro con María Aguerre, una joven connacional de origen vasco. Proveniente de Banus, un pequeño pueblito perdido en los Pirineos (hoy Pyreneeis Francaises). Los Aguerre era una familia vasca que se había embarcado siguiendo las políticas poblacionales fomentadas por el gobierno de la época (mediados del S. XIX), que procuraba la radicación de artesanos vascos idóneos para los distintos oficios que el incipiente desarrollo de la joven nación platense requería. No tardaron los hermanos Bernard y Pierre Aguerre de hacerse una posición en el comercio a fuerza de trabajo y habilidad, cuando Montevideo contaba ya con una importante colonia de coterráneos de aquella localidad. María era la hija de Bernard Aguerre que pronto tuvo casa de comercio propia.
Nuestro bisabuelo, distinguido en valores familiares, con trabajo duro, puso empeño con humildad y honestidad, para recorrer todos los peldaños del comercio. Desde dependiente de la “Pulpería Del Navío”, trabajando de sol a sol, viviendo en la trastienda del local que servía de habitación y cocina para todos los miembros de la empresa, aprendió el negocio desde el mostrador, la calle y los muelles. Allí estaban todos los secretos de la universidad de la vida que le servirían para avanzar en el camino. No había horario ni distracción cuando la tarea lo requería.
Con el paso del tiempo Don Pedro Ferrés y Carrau no tardó en desprenderse del tronco comercial de sus primos, a la sazón formada ya la firma –“Carrau Hnos.” y con los pequeños ahorros que había acumulado constituir su propia firma, “Pedro Ferrés”, en el año de 1861. Adentrado el Siglo XX sería conocida como “Pedro Ferrés y Cia.”, transformada en una de las más prestigiosas empresas del país.
Aprendió de sus mayores, - de los que quedaron del otro lado del Océano, y de aquellos que llegaban al puerto como capitanes y tripulantes de los buques que hacían el comercio entre España, las Antillas y el Río de la Plata-, todos los pormenores de la compra y venta de bienes comerciables: lo que se importaba de la ex metrópolis para el consumo de la plaza, y los frutos del país que se exportaban para abastecer no solo a Europa, sino fundamentalmente a los puertos de las regiones donde se encontraban las grandes plantaciones agrícolas, como ser Pernambuco en Brasil, la Habana y Cienfuegos en Cuba, Puerto Rico, La Dominicana, y llegando hasta los ubicados en el Golfo de Méjico. Como alimento para las grandes poblaciones indígenas y la antigua mano de obra agrícola de origen esclavo, “los brazeros”, el Río de la Plata producía el alimento básico rico en proteínas, la carne vacuna salada y seca que llamaron tasajo. Se vendía al exterior además, cueros vacunos para Bruselas y Rotterdam, derivados como la grasa animal, sebo, astas y hasta harina de carne.
Fue así que las empresas de los primos Ferrés y de los Carrau fueron creciendo, y muchos más integrantes de las familias de la villa de Vilasar de Mar siguieron el mismo camino. Venir al Río de la Plata, comenzar a trabajar con los aquí establecidos, radicarse y terminar formando familia. Varios llegaban con familia establecida en su tierra natal, y a fuerza de sacrificios lograban labrarse un porvenir para recién luego de años reencontrase con los suyos.
Otros seguían las rutas atlánticas que los bergantines recorrían -también construidos en los astilleros de la costa o “drasenas o maestrances” familiares- cuyos tripulantes pertenecían a los pueblos costeros, casi todos familiares o vecinos de la familia. Recalaban en otros puertos de las Antillas, en particular de Cuba donde aún eran españoles, y hasta donde llegaban las redes empresariales familiares.
Entrado el Siglo XX, Don Pedro Ferrés había dedicado una vida de esfuerzos a formar una familia integrada por 4 hijos varones y 2 mujeres. Educados en la Fe católica de sus mayores, su padre había contribuido a la apertura del primer Colegio Jesuita de Montevideo (hoy Sagrado Corazón ex Seminario), a la formación del Centro Catalá, a la creación de la Bolsa de Comercio, y contribuía con múltiples obras sociales como ser la Acción Católica, Diario El Bien Público, sociedades de beneficencia para españoles, etc. Logró que sus hijos varones concurrieran a la Universidad de Montevideo, habiendo sido uno Perito Comercial, dos Abogados y uno Ingeniero. Todos siguieron trabajando en la empresa familñiar, al igual que lo hicieron los hijos de éstos.
A la sazón “Pedro Ferrés y Cia” había expandido su actividad en casi todas las actividades económicas del país: Almacén por Mayor., Importaciones y Exportaciones, Agentes Marítimos, .Armadores. Su visión mercantil le permitió acceder a toda la cadena de valor de la producción de carne vacuna: explotación ganadera en campos propios, establecimiento de saladero, proceso de carne y sus derivados, exportación por cuenta propia, agentes en los principales puertos, Pernambuco, La Habana, Barcelona, Amberes etc. El establecimiento Saladero Punta de Yeguas, construido en el promontorio conocido como Punta de Yeguas detrás del Cerro de Montevideo fue durante décadas uno de los principales del país. Allí vivían la familia de sus hijos, y de los obreros del establecimiento la mayoría inmigrantes españoles e italianos. Fue poblador de la zona y pionero de la forestación de eucaliptus através de la labor de su hijo el Ingro. Pablo Ferrés Aguerre.
Falleció en 1912, continuando su familia la actividad del pionero: establecimiento de una moderna planta frigorífica y de envasado de hojalata que floreció en 1914 con las conservas de corned beef y extracto de carne exportada para Europa durante la Gran Guerra. Posteriormente, al igual que en la tierra de los orígenes se estableció una moderna fábrica textil de algodón que se mantuvo hasta hace pocas décadas atrás, productora de telas, toallas, lonas de las conocidas marcas “Ñanduty” y “Ñandubay”. La expansión mercantil llevó a la familia a la inversión financiera como fuera el antiguo Banco de Crédito que con gran capacidad presidiera durante años mi abuelo el Dr,. Carlos Ferrés Aguerre, casado con mi abuela de origen mallorquino, D. María Mayol.
Todo este potencial creativo, nacido de aquellos muchachos con sueños que venidos de España con poca cosa en sus morrales, forjaron nuestro país productivo constituye la herencia cultural de la cual hoy podemos enorgullecernos. Grandes industrias que a lo largo de los años se expandieron con capitales propios creados con el ahorro y la financiación formaron emprendimientos que dieron trabajo a miles de uruguayos y uruguayas, obreros y trabajadores en general de la industria en los campos de la metalurgia, de la producción de azúcar en el litoral, la producción de arroz, la industria textil, del café, cárnica, sector servicios etc.
Por eso viene a la memoria aquella prosa que dice.
–“Se ocupaban de las cosas comunes: del trabajo, del pan, de los hijos. No expresaron fatiga ni dolor. Morían en silencio. Llevaban en la sangre el honor, la palabra, la brisca. Bebían vino tinto. No reclamaron nada. Caminaban el tiempo de otro tiempo-.”
De ese tronco proviene el que habla, y nada puedo escribir acerca de su propia trayectoria sin considerar la fuerza que proviene de la sangre de los inmigrantes españoles a los cuales pertenecemos como las ramas al tronco y este a las raíces.
Nuestra historia familiar se completa con la época del Virreinato del Río de la Plata, porque fue hacia Buenos Aires donde se dirigieron mis primeros ancestros por parte de madre, la familia de Jorge Pacheco Zeballos, español proveniente de Canarias. Su hijo, nacido en la capital virreinal, fue Jorge Pacheco Camacho que siguió la carrera militar en el Cuerpo de Blandengues Argentino.
Con el grado de Capitán fue enviado a la Banda Oriental para crear el Cuerpo Nacional de Blandengues de este lado del Río, con el cometido de proteger las fronteras de las invasiones portugueses y los malones de indígenas que solían asolar la campaña al Norte del río Negro. Fundador del pueblo de Belén, al Norte del Salto. Militó junto al joven Teniente oriental José Gervasio Artigas sobre fines del Siglo XVIII.
Sus hijos, proveniente del matrimonio en Buenos Aires con Doña Dionisia Obes, fueron Melchor y Manuel Pacheco y Obes.
Ambos también militares con una larga trayectoria en las luchas de la época post colonial entre las Provincias Unidas, unitarios y federales. Militantes en la primera fracción, el General Melchor Pacheco fue Ministro de la Guerra del Gobierno de la Defensa durante la Guerra Grande. Su hermano Manuel, Coronel de milicias peleó contra las tropas federales de Rosas y Oribe en el Norte Argentino, en la famosa batalla de “Famaillan”. El primero fue militante del Partido Colorado que lo tuvo entre sus figuras más valiosas de la época junto con el Gral. Rivera, el Gral. Lorenzo Batlle, el Gral. Venancio Flores, Tajes y muchas otras figuras del período histórico de la consolidación de nustros Partidos Fundacionales.
Ambos nacidos en Buenos Aires, luego de la independencia patria devinieron a ser enterrados en la tierra oriental, a la cual sirvieron en los momentos difíciles de la lucha por la construcción de nuestra nacionalidad.
A esta altura se preguntaran los lectores que tendrá que ver la historia con el perfil del protagonista? Y sí, para quien escribe tiene mucho que ver.
Yo no encontraría una identidad distinta para presentarme ante quienes tengan la paciencia de leer estas líneas, sin remontarme a mis orígenes. Porque todo lo que somos tiene que ver con nuestra historia. No podemos ni renegar de ella ni crecer sin pasado. No importa que valor le demos a la misma en términos de éxito o fracaso –parámetros con los cuales suele juzgarse el valor de la vida humana a la luz de los efímeros avatares de la economía o el prestigio- Nada de eso.
El único valor con el cual somos capaces de medirnos es reconocernos como dignos o indignos de la herencia recibida de las simientes que quedaron en la tierra de origen, y de aquellos portadores a tierra nueva que como dice el Evangelio –“hicieron fructificar los talentos recibidos…”
Por ello repetimos con el poeta en homenaje a los ancestros inmigrantes de nuestras variadas colectividades:
“Saludaré a quienes vienen del mar perdidos, heridos, hundidos, agotados de otear horizontes, con el corazón quebrado por llegar a puertos soñados o no llegar.
Saludaré con saladas lágrimas a quienes nunca regresarán engullidos en las aguas salobres del mar mientras a infinitas distancias quedan los abrazos vacíos de tanto esperar.
Saludaré a quienes llegan y hacen pie en esta orilla obnubilados, atraídos, atrapados
por cantos de sirena maginados.
…Aunque peor es allí. Les saludaré mientras mis manos tiendan a las suyas y aguantemos sin caer. “
Que más decir entonces sobre el semblante de quien hoy se presenta. Nieto, hijo, esposo, padre y abuelo. De los de antes. Mi núcleo familiar está conformado con una nieta de asturianos, Angela Inés, con la cual hemos tenido 5 hijos ricos en valores y afectos, y 6 nietos y medio, este último en camino.
Mi familia política afincada en Castillos , Departamento de Rocha, también llegada de la emigración de principios del siglo XX, dedicados desde 1907 al negocio de ramos generales fundado por Don Angel Rubio, y llevado adelante con sus hermanos Benjamin (abuelo de mi esposa) y Manuel, llegados de las áridas tierras altas de Salas, localidad la Puerta, Asturias, han dado a la sangre de hijos y nietos aquel carácter de lucha y esfuerzo que los caracteriza a los oriundos de aquella región.
A la actividad señalada de una añeja firma como fuera “Rubio Hermanos y Cia. Ltda.”, el popular almacén de ramos generales, también se proyectó en el este del país hacia la producción agropecuaria y de barraca de frutos del país, como derivación del mostrador que hacía las veces de mesa de negocios. Un paralelismo de historia de emigrantes españoles juntó nuestras vidas por esos caminos del destino, de dios.
En lo personal tuve la oportunidad de estudiar en la Universidad de la República, lograr el título de Abogado –entonces Doctor en Derecho y Ciencias Sociales- ejercer la profesión en el ámbito de la práctica en el ámbito privado. También como funcionario asesor del Estado durante más de 25 años en los siguientes organismos: Ministerio de Industria y Comercio (Dirección de Comercio Exterior); Ministerio de Relaciones Exteriores (Dirección General de Comercio exterior); Ministerio de Economía y Finanzas (Asesoría Letrada).
Culminé la carrera en la Administración Pública con el cargo político de Vice Ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca (Sub Secretario) durante el gobierno del Presidente Lacalle Herrera. Fui Presidente de la Comisión Técnico Mixta del Frente Marítimo; y Delegado del país ante el Fondo Financiero de la Cuenca del Plata.
Tuve la oportunidad de estudiar “Marketing” en el IMI, campus de la Universidad de Harvard usufructuando una beca del Gobierno de EE.UU.
A lo largo de mi trayectoria tuve la oportunidad de integrar distintas delegaciones del país, tanto en el MERCOSUR (Comisión Sectorial) como ante otras instituciones multinacionales (Grupo de Cairns, GATT, FAO) así como misiones comerciales como ser la Primer Misión Textil Privada en la República de China, Comisión del Río de la Plata, APHIS –EEUU)
Como aficionado a la historia soy autor del libro de investigación histórica titulado “De Vilasar del Mar al Río de la Plata – Historia de la emigración de Catalunya al Río de la Plata- La familia Ferrés y Carrau”, presentada en el CCE en el año 2013, edición de Linardi y Ríos)
Poco más puedo agregar a esta breve reseña. Se preguntarán que hace este catalán en esta asociación de empresarios gallegos..?
Pues no importa tanto el ser como el deber ser según Kant, y es a ello a lo cual corresponde rendir cuentas a la hora de hacer balance. Y allí solo cuentan las personas que vas tratando y conociendo en la vida, y que mejor grupo que el de esta comunidad hermana, porque sin duda através de los orígenes corre en nuestras venas algunas partes de sangre gallega.. además de lo que la historia ya relató: vasca, mallorquina, canaria y asturiana, toda española.
Estas líneas tocan escaso siglo y medio de vida de los protagonistas señalados, que nada es ante la magnitud del universo y su trayectoria. De los instantes que fueron y los que son en nuestras vidas, y que se funden en el eterno momento donde todos los seres nos encontramos con el Creador.
Termino y pido perdón por la tardanza, citando el poema de Galicia que dice con gran elocuencia lo que a todos sentimos al rememorar el pasado histórico común:
“ Mi abuelo en su morada, desafiando nostalgias
realiza el inventario de sus cosas preciadas...
La pala, el azadon, la fragua ya apagada,
de plata aquel doblon que fue de otras Españas,
la imagen de la abuela tan cerca y tan lejana,
y el viejo crucifijo, la gaita sin palabras... “
Gustavo Ferrés Pacheco Montevideo, julio del 2017
O Resumo Edición Nº 331 - 27 de Julio de 2018
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