El flamante socio director general de KPMG, Rodrigo Ribeiro habló en entrevista con El País sobre la situación en Uruguay, el escenario pos electoral, las tendencias que ve y más.
La empresa de consultoría y auditoría KPMG, una de las “Big Four” del mundo, acaba de estrenar en Uruguay un nuevo socio director general (cargo equivalente a un CEO). Rodrigo Ribeiro ha pasado a ocupar esta posición desde el pasado mes de octubre, sustituyendo a Álvaro Scarpelli, quien se jubiló de la firma. Ribeiro tiene larga trayectoria fundamentalmente en auditoría en sus inicios y luego en consultoría, habiendo ocupado posiciones de mayor responsabilidad hasta la actual. En entrevista con El País, habla sobre sus desafíos, cuáles son las consultas más frecuentes que atienden y qué podría pasar con la economía nacional en 2025, según su experiencia con clientes del sector público y privado.
La empresa de consultoría y auditoría KPMG, una de las “Big Four” del mundo, acaba de estrenar en Uruguay un nuevo socio director general (cargo equivalente a un CEO). Rodrigo Ribeiro ha pasado a ocupar esta posición desde el pasado mes de octubre, sustituyendo a Álvaro Scarpelli, quien se jubiló de la firma. Ribeiro tiene larga trayectoria fundamentalmente en auditoría en sus inicios y luego en consultoría, habiendo ocupado posiciones de mayor responsabilidad hasta la actual. En entrevista con El País, habla sobre sus desafíos, cuáles son las consultas más frecuentes que atienden y qué podría pasar con la economía nacional en 2025, según su experiencia con clientes del sector público y privado.
-¿Cuáles son sus mayores desafíos como nuevo socio director de KPMG?
-En el nuevo cargo hay que tener una visión más integral de los servicios que prestamos y del mercado en su conjunto. Las prioridades pasan a ser más los clientes generales, además de los colaboradores de la firma, del ambiente de trabajo, la gestión y administración de los recursos humanos y financieros, de la organización en su conjunto y no tan solo de un área funcional. Los mayores desafíos que tenemos son continuar apoyando a las empresas en sus procesos de desarrollo, que implica aumentar el empleo, la eficiencia, ayudarlos en estructuraciones legales o armados de contratos, a cumplir con las leyes y las normas del país. También las ayudamos en sus estrategias de crecimiento y procesos de digitalización que están pasando en todo el mundo, utilizar herramientas de inteligencia artificial para la toma de decisiones rápidas. Lo nuevo para mí será adaptar nuestra organización a los grandes cambios que están ocurriendo en el mundo. Se requiere que nuestros servicios sean cada vez más eficientes y más innovadores y eso nos representa una mayor inversión en tecnología.
-¿Quiere decir que hacen desarrollos para los clientes, pero también KPMG está en un proceso de mejora?
-Sí, en la firma estamos en procesos de regionalización e integración global más fuertes, lo que significa inversión en digitalización, en nuevas tecnologías, en inteligencia artificial, para todos nuestros servicios. Se necesita hacer una inversión de tal magnitud que un país sólo no lo podría realizar, por eso nuestra organización las está haciendo en forma más integrada. Estamos poniendo nuestra parte del total de otros países más grandes y juntos estamos desarrollando centros de excelencia, de delivery de servicios, de especialistas y “faros”, que se dedican a nuevas tecnologías para ser utilizadas por nosotros y, a través de nuestros servicios, por nuestros clientes. Por eso pienso que el desafío ahora, o el gran cambio respecto quizá a otros socios directores anteriores de la firma, es la velocidad de los cambios que hay que hacer para tener una organización más ágil. El mundo del futuro está mucho más integrado a otros países, en el cual vamos a utilizar mucha tecnología producida en otros lados y adaptada a la realidad de nuestro país, con una producción más centralizada que requiere un cambio importante de mentalidad. Cada vez más necesitamos especialistas europeos, americanos, brasileños, de mercados que tienen más capacidad de inversión y con clientes que ya han tenido experiencias tecnológicas mayores que los clientes nacionales. Esa es una de las ventajas de que seamos una firma internacional.
-¿Cuáles son las demandas más frecuentes de los clientes en este momento?
-Los clientes están pidiendo soluciones específicas, innovadoras y muy adaptadas a sus negocios. El cliente ya no compra productos estándares, o lo hace menos, lo que pide son soluciones automáticas para hacer funcionar su negocio. Eso implica que el cliente quiere un producto que ya esté probado en otro lugar, por eso hay que tener una mirada global y ver aquellos países donde las tecnologías ya se han empezado a probar en los distintos clientes. Nos pasa a menudo que las soluciones que algún cliente nos pide están en Europa y tenemos que llamar a España, a Italia, a Inglaterra. Hacemos proyectos con ingleses, españoles, franceses, con americanos ni qué hablar. Esto está sucediendo porque los clientes están globalizados, quieren utilizar la tecnología que se usa en el mundo y la demanda de parte de ellos es similar tanto para nosotros, como firma, como para nuestros competidores.
-¿Podría poner ejemplos concretos de lo que están haciendo para clientes?
-Por ejemplo, implantación de determinados softwares que están más adaptados a las distintas industrias. Algunos ya tienen toda la problemática de oil and gas considerada y que ya se implementó en varios países, y aprovechamos, de una forma centralizada, esos aprendizajes para Uruguay. En el área legal también se está trabajando mucho con redes regionales o globales. Otro ejemplo es cuando asistimos a un cliente de Uruguay que quiere instalar o tomar las ventajas de determinados desarrollos tecnológicos en inteligencia artificial que están en el exterior. En Uruguay, las industrias están lideradas por muy pocas compañías y, por lo tanto, las experiencias vienen de otros países y, al traerlas, la eficiencia aumenta. Esto no solo pasa en consultoría, que consiste en la implantación de todas estas tecnologías, sino también a auditoría. La auditoría tradicional es muy intensa en mano de obra, requiere de muchos especialistas revisando documentación, pero hoy en día la documentación se puede hacer en forma automática mediante una inteligencia artificial que indica las excepciones que los profesionales tendrían que revisar, pero no más, lo que aumenta la eficiencia. En impuestos, lo que se llama el compliance, que es la liquidación una vez que está el balance, que tradicionalmente llevaba muchísimo tiempo en transformar esas cifras en una declaración jurada, hoy existe un software que acelera ese proceso y el especialista lo que hace es revisar los puntos críticos para ver que la declaración jurada que produjo esa tecnología sea la adecuada. Por ejemplo, a nivel de impuestos por clasificar, los clientes cada vez más nos exigen estructuraciones tributarias eficientes y globales. Tenemos que dar valor agregado, encontrarles la estructura tributaria que globalmente es la más eficiente para la operación de sus negocios. A nivel de la parte legal, lo mismo: armamos una estructura legal en la cual los riesgos estén debidamente administrados y gestionados globalmente. A nivel de consultoría, los clientes ya no quieren un informe o recibir solo un producto, quieren soluciones.
-¿El compromiso del consultor aumenta en ese sentido?
-Sí, porque las soluciones pasan por el hecho de que el consultor tenga que tomar la ejecución del proceso. O sea, el cliente quiere sacarse un problema encima y está dispuesto a pagarlo, ya sea a través de un software que necesitaremos, o a través de que el consultor sea el que tome ese proceso a su cargo para efectuar la ejecución. El cliente dice “dame la solución tecnológica y si vos tenés que incorporarte a mis procesos y entrar a ejecutarlos, quiero que lo hagas y resuelvas”. Las soluciones implican implementación y, en ellas, un mayor involucramiento. Y además, soluciones que sean globales, como venía diciendo.
-¿Cambiaron las consultas en 2024 por ser un año electoral?
-En Uruguay tenemos la característica de que hemos siempre respetado los contratos y, por lo tanto, las situaciones vinieron tranquilas este año, a pesar de ser electoral. Cuando uno lo compara con el resto de Latinoamérica, las consultas para Uruguay son mucho menos respecto a si se van a respetar o no los acuerdos o contratos. Lo que generó un poco de “cortocircuito” en los últimos meses fue el tema del plebiscito sobre la seguridad social, porque eso era un golpe fuerte en el respeto de los derechos, de las reglas, los contratos. No estaba bien visto. Yo tuve entrevistas con varios directores de compañías del exterior, que no me preguntaban quién iba a ganar las elecciones —eso no les preocupaba porque sabían que, ganara quien ganara, sería un camino bastante estable y razonable—, pero sí preguntaban qué iba a pasar con la seguridad social. Habiendo pasado esto, yo creo que resultó otro punto a favor para el país.
-¿Qué tiene que mejorar Uruguay ahora, según los inversores que ustedes atienden?
-Dos temas son debilidades: somos un mercado chico y tenemos ciertas rigideces en las relaciones laborales. Esas cosas le incomodan un poco a un inversor. Tenemos muchísimas fortalezas, estamos primeros en los rankings de casi todos los indicadores como país, pero están esas dos debilidades. Sobre el tamaño de mercado, tenemos que ser conscientes de que Uruguay interesa cuando se usa como plataforma para que las compañías se instalen y vendan sus productos y servicios al exterior. Nadie viene a Uruguay por el mercado uruguayo, necesitamos aumentar este mercado. Uruguay, sin tener una posibilidad de aumentar el mercado, va a tener un límite en lo que tiene que ver con las inversiones. El tema de la relación laboral es mucho más complejo, requiere una gran modificación en muchos aspectos, que no se puede hacer rápidamente. Esos son los dos temas que los inversores en general miran.
-Todavía el tema de la seguridad social sigue en la mesa política, ¿qué está pasando con los inversores?
-La preocupación en los inversores, luego del plebiscito, se disipó. Nosotros en su momento dimos nuestra opinión a cada uno de ellos y se terminó el tema. Yo creo que sigue en la vuelta quizás para aprovechar un poco más algún elemento electoral, pero no como una consecuencia que pueda tener para el país luego del balotaje. Pienso que bajarán las aguas y ese tema se va a mostrar como laudado, quizás con pequeñas modificaciones, pero no será un problema. Esa es mi visión más personal y espero que así sea. Todos los partidos están convencidos de que Uruguay ha logrado todo su desarrollo en los últimos años porque hemos permitido a los inversores extranjeros ingresar y traer tecnología. Dejamos entrar a los argentinos, que nos mejoraron la productividad del agro en forma significativa. Dejamos que entrar a UPM y a Montes del Plata. Dejamos que entraran compañías que hicieron grandes inversiones en infraestructura. Estamos haciendo acuerdos para plantas de hidrógeno con inversores del exterior. Esa es la inversión que hace que el país evolucione y no la podemos matar, porque no tenemos la capacidad con capital propio, ni tecnología propia, para salir a competir en el mundo.
-¿Cómo se está presentando el panorama de las fusiones y adquisiciones?
-En este último trimestre del año se concretaron transacciones que estaban en espera de que pasara el plebiscito. Nunca se detuvo el análisis de las inversiones, lo sí se hizo fue poner en espera los cierres de operaciones. Y muchas que estaban en stand-by, ahora se van a empezar a cerrar. Hemos tenido un año bueno y lo vamos a seguir teniendo, porque el costo del dinero y la tasa están cada vez más bajos, por lo que la inversión va a salir de los países desarrollados buscando mayores rentabilidades en países emergentes. Creo que será favorable lo que va a pasar en el mundo respecto a esto. Si lográramos algunos acuerdos de comercio con mercados grandes, multiplicaríamos el volumen de inversiones extranjeras y multiplicaríamos la vendida de otros capitales en Uruguay, sin ningún tipo de dudas.
-¿Qué proyecciones económicas y empresariales hace para 2025?
-En un año electoral, generalmente hay un impulso fuerte en aumento del déficit. Pienso que en el año 2025, quienes dirijan el gobierno, van a tener que seguir corrigiendo ese indicador. En este periodo se ha ido haciendo y, en el próximo, se tiene que ver cómo aplicar la regla fiscal, ser más estrictos con eso. Las proyecciones para Uruguay son muy buenas y no hay ninguna razón por la cual nosotros deberíamos preocuparnos por la economía uruguaya. Hay que continuar tomando medidas para atraer inversiones extranjeras que representen puestos de trabajo, que es a la larga lo que la mayoría de los uruguayos está deseando. Como país, estamos en el índice más alto de ingresos per cápita de la región y, la mayoría de los países que llegan a esos niveles, quedan atrapados en eso y no logran el salto a números mayores. Tenemos que trabajar en eso y ahí la clave está en mejorar la productividad y la competitividad del país, impulsando al sector privado.
-¿Cómo ve el escenario económico en caso de que gane Álvaro Delgado, o Yamadú Orsi, dónde ve las mayores diferencias?
-Pienso que, desde el punto de vista del gobierno, si resulta ganadora la coalición seguirá el camino que ha sido trazado por el gobierno actual, con lineamientos pro-mercado bastantes fuertes. Y si llega a ganar el Frente Amplio, algo importante es que, en el área de la economía, va a manejarse por técnicos que son conscientes de los puntos que acabamos de conversar. El Frente Amplio tiene una característica natural de aumento del gasto público, pero va a administrar los elementos de la mejor manera, me imagino, para no atentar contra principios que apuntan a lograr el salto de desarrollo. Necesitarán trabajar en que no se puede exceder el gasto del Estado, hay que dejar que las empresas sean competitivas a nivel internacional y hay que promover el ingreso de buen capital de destino. Con esto me refiero no al capital golondrina, que es aquel capital financiero que viene a poner dinero en una operación puntual y se sale, sino al que viene a hacer una instalación de un proyecto nuevo o para implementar tecnología. Creo que si bien ambos candidatos van a apuntar en la misma dirección, va a ser más trabajoso el camino para los técnicos del Frente Amplio, porque tienen que discutir y moverse dentro de un programa que tiene algunas cosas que no están tan alineadas en estos temas.
O Resumo Semanal - Edición Nº 623 - 21 de noviembre
Fuente: elpais.com.uy 7 de noviembre
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